Luis Amigó y Ferrer: Capuchino, Obispo y Fundador
El Padre Luis Amigó y Ferrer, nace en Masamagrel, Valencia, España, el 17 de octubre de 1854 y celebra su Pascua el 1 de octubre de 1934. Desde muy pequeño manifiesta posee una personalidad abierta a la Voluntad del Señor y generosa en el servicio a los hermanos. Guiado por el Espíritu descubre el proyecto de Dios en su vida y en 1874, dirige sus pasos al convento que los Hermanos Menores Capuchinos tienen en las afueras de Bayona, Francia, habiendo sido suprimidas las Ordenes religiosas en España. De regreso a su patria, es ordenado sacerdote y se dedica con todo su ardor a las predicaciones populares y la organización de la III Orden Franciscana Seglar. El cuidado y la moralización de los encarcelados y la educación cristiana de la juventud son las grandes preocupaciones de Luis amigó. Enamorado completamente del idea del franciscano seglar, lo convierte en columna vertebral de toda su espiritualidad. Por el contacto con estas fuentes de la Tercera Orden Franciscana, se convierte en un místico de la reparación divina a través de una acción misericordiosa que pone a la base de las dos Congregaciones por él fundadas.
Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia (11 de Mayo de 1885) y Religiosos Terciarios Capuchinos de la Ntra. Sra de los Dolores (12 de abril de 1889). Ambas congregaciones nacen como fruto de su apostolado entre los terciarios seglares.
El 9 de junio de 1907, recibe la Consagración Episcopal, ejerciendo como Obispo en la diócesis de Salsona y Segorbe (España). En ambas diócesis el ministerio pastoral de Luis Amigó está enmarcado por su espíritu de entrega y servicio simbolizado en su lema episcopal: "Doy mi vida por mis ovejas", expresión que lega en el testamento espiritual a sus hijos e hijas. "Ustedes a quienes El ha constituido Zagales de su rebaño, son los que han de ir en pos de la oveja descarriada hasta devolverla al aprisco del Buen Pastor" (Luis Amigó). La vida de nuestro Padre Fundador fue toda una existencia de profunda comunión con el Señor, alimentada de la gracia y sostenida por la oración. su vida mortal se extingue, pero su espíritu vive en la Familia Amigoniana, llamada por vocación divina a la redención de los hermanos más pobres y necesitados. Actualmente la riqueza del Carisma que nos ha sido legado por el Padre Luis Amigó, a las Hermanas y Hermanos Terciarios Capuchinos se ve enriquecida con la presencia de los Laicos que comparten nuestra espiritualidad los miembros del Movimiento Laical Amigoniano (Laicos Amigonianos, Juventud Amigoniana y Zagales) así como los Cooperadores Amigonianos.
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